Ir al contenido principal

Etiqueta: Actitudes

Perfil victimista, la cultura de la queja

Hay víctimas, aquellas que han sufrido un daño objetivo y otras con “rol de víctima”, de perfil victimista, que se atribuyen una ofensa y organizan la propia vida en torno a este rol social.

Con el victimismo, se busca el reconocimiento social desde un estilo de de atribución externo que se sustenta en el siguiente pensamiento: “Yo soy la víctima y tengo la razón, vuestro dolor o vuestro punto de vista es inferior al mío”.

De tal manera que estas personas se sienten con el derecho de comportarse de forma agresiva y egoísta puesto que, según ellos, su alto sufrimiento justifica cualquier acto.

¿Cuál es el perfil de una persona victimista?

  1. Personalidad ansiosa que fomentan alta vigilancia hacia el entorno, aunque tengan una baja empatía hacia los demás.
  2. Muestran una baja autocrítica hacia sí mismos y, sin embargo, se muestran intolerantes con los errores de los demás.
  3. Pesimismo. Tienden a exagerar los aspectos negativos y generan un malestar familiar o del entorno por ello, obviando puntos de vista más complejos de la realidad. Entran dentro del esquema maniqueo bueno/malo. Y enlazan con el planteamiento de que la víctima es siempre la buena y existe un halo de superioridad moral del que participan.
  4. Rencor. Aquellas personas que presentan el rol de víctima, tienen varios sentimientos dañinos acumulados de ira y agresividad. Pueden emitir expresiones de desprecio a intolerancia hacia la integridad física y moral de otras personas a las que ella puede considerar culpables por alguna razón.
  5. Tendentes a buscar culpables y con actitud de desconfianza. Pueden generar un trastorno paranoide de la persona en casos graves.
  6. Rumian sobre el pasado. La ofensa percibida está frecuentemente en su mente y en su decir, aunque esta haya sido producida hace años o décadas.

Nuestra sociedad premia discursos cerrados y muy entendibles, sin flecos donde se marque claramente lo protagónico/antagónico.

Los victimistas cuentan detalles íntimos muy llamativos y enarbolan un daño moral muy manifiesto.

La psicoterapia cuestionará esa manera que tuvo la persona de perfil victimista de hacerse a sí mismo para poder cambiar esa herida percibida por una actitud de apología por el otro, donde las necesidades de los demás formen parte también de los propios argumentos de la vida.

Actitudes, Ansiedad, EFEsalud, Emociones, Pesimismo

Normalidad y felicidad

Uno de los temas frecuentes del ser humano es el querer “ser normal”. Sería feliz si pudiese…ser normal como los demás. Por ejemplo, tener una casa, ser heterosexual u homosexual, tener una pareja, casarme, un buen trabajo, que me guste el fútbol o la ópera, ser padre/madre… Son los conceptos normalidad y felicidad.

Es decir que ser una persona normal significa ajustarse a los estándares y expectativas establecidos socialmente.  Una conducta es normal cuando se mantiene dentro de la media que engloba al resto de la población. Por ello, tendríamos que introducir otros términos para sustituirla, como la palabra “habitual” para describir nuestro comportamiento, y de esa manera poder entender que lo habitual en términos estadísticos no debería de tener una connotación de normalidad.

Es muy claro con las enfermedades denominadas “raras” cuando lo que se quiere decir realmente es que son “minoritarias” en términos de la población que las padece. Y puede inducir a un etiquetamiento desacertado de la persona. O cuando en las Navidades o en determinados grupos mayoritariamente de gente joven se establece que se rebasen los límites de la ingesta de alcohol o que la ingesta de alcohol sea “normal” en el ocio nocturno. ¿Por qué es lo “normal” una conducta en contra de nuestra propia salud?

El concepto de normalidad puede ser perjudicial. Ya que se mal usa en ocasiones como medidor de lo qué es o no correcto según nuestro punto de vista o el punto de vista dominante. Cuando atribuimos a una persona, conducta o cosa la característica de anormal, suele ir acompañada de sesgos negativos que hacen que veamos como anómalo situaciones que no siempre lo son y a la inversa.

Y ocasionalmente lo anómalo o no, está relacionado con lo cultural o lo familiar. En Occidente es habitual vestirse de oscuro y estar triste en los entierros por la muerte, cuando el color blanco es muy usado en las zonas orientales como Japón, y se hace un homenaje al fallecido celebrando la vida. En Mauritania (África) se hace una fiesta en los divorcios y aquí suele ser un tema desagradable de gestionar y se puede convertir en tabú hablar de ello para no molestar a quien lo está pasando.

Por ello, tendríamos que saber que el ser humano es en transformación. En el sentido que tiene que acceder a una serie de normatividades culturales impuestas y luego tiene que aceptar y desechar aquellas que le potencien o dificulten.

Cuando queremos encorsetarnos en moldes de cómo tenemos que vivir, cómo tenemos que amar o cómo tenemos que ser felices, es posible que no vivamos una vida dichosa sino impostada.

A veces sentirnos marginales fuera de la norma, dispara las enfermedades mentales como las preguntas: ¿Pero por qué no puedo encajar en el grupo de clase? ¿Pero por qué no me dan “likes” a mis post de Instagram? ¿Pero por qué mi cuerpo no se ajusta a lo esperado y sí el de mis amigas/os?

Las distinciones entre los diferentes gustos o preferencias de las personas son buenas para conocernos mejor. A uno le gusta el fútbol, a otro el rugby y a otro el teatro, uno quiere desarrollar una formación profesional y otro una carrera universitaria.

Sin embargo, cuando nos comparamos con el otro, introducimos un elemento de competición donde establezco unos patrones de “presión”. “Quiero tener más coches, más sexo, más casas que él o ella y eso me hace mejor”. Apareció la envidia restándonos felicidad. La única comparación adecuada sería la de cada uno con respecto a sí mismo. Así estaba yo hace unos años y así estoy ahora.

También existe una idea falsa de que para ser feliz en la vida hay que llegar a una “paz mental”. Sin embargo, la vida es en conflicto, el crecimiento de las personas tiene que ver con poder tolerar ciertos conflictos con los demás y consigo mismo, y uno accede a la norma a veces, a través de una rebeldía hacia sus padres valedores de la normatividad o de las generaciones anteriores valedoras de lo que tradicionalmente ha generado felicidad.

Cada generación tiene que luchar por producir sus propias normatividades o reglas, ajenas a veces, a aquellas que tuvieron sus padres o abuelos. Ser familia numerosa, tener más de 4 hijos a principios del siglo XX se veía necesario para repoblar una mermada Europa después de dos guerras mundiales y tener mano de obra barata para cultivar la tierra y al mismo tiempo se veía en la alta reproducción un signo de virilidad en los varones y en ellas, la maternidad era concebida como un destino que otorgaba una identidad en la comunidad junto al matrimonio.

Resolver la cuestión para cada uno Normalidad/Felicidad aceptando las diferencias en los demás y en nosotros mismos ayuda a tener una vida más sana.

Actitudes, EFEsalud, Emociones, Psicología, Salud mental

Psicología de la vida cotidiana: Liderazgo, saber abandonar la función

El psicólogo Sergio García Soriano nos introduce en el liderazgo dentro de su serie “Psicología de la vida cotidiana”, y se centra en uno de los aspectos del liderazgo que denomina “Saber abandonar la función”.

Liderazgo, saber abandonar la función

Sergio García Soriano

“Si tu plan no contiene una estrategia de retirada o posterior al ataque…, con toda seguridad caerás prisionero.” (El arte de la guerra. Sun-Tzu)

Siempre nos han dicho que el líder es aquel que tiene “capacidades” para comunicarse de manera eficiente, sabiendo qué se quiere decir y modulando el lenguaje dependiendo del público al cuál se dirige.

Nos han dicho que el líder es aquel que tiene inteligencia emocional y empatiza con sus compañeros teniendo en cuenta la jerarquía que él puede representar.

Se nos ha dicho que él es el que define perfectamente metas y objetivos y que de esta claridad el grupo toma una dirección. Y sabiendo que todas estas características pueden estar presentes en un líder. A sabiendas que está atribución del liderazgo a veces se establece de manera informal, no es infrecuente que en un equipo de fútbol el “capitán” y el “líder” no coincidan. Uno designado por la jerarquía de la organización y otro por las ideas y las acciones que los demás han visto que defiende o que encarna.

Psicología: liderazgo

Sin embargo, cómo el líder piensa el final de su trabajo o de su proyecto hace también que se relacione con los demás de una manera diferente.

Cuando uno sabe cuando poner punto y final a su proyecto y no alarga innecesariamente la tarea entonces tiene una fuerza y una agilidad que no se la da la “formación universitaria o profesional de múltiples conocimientos”.

Ya que no es una cuestión de tener muchas ideas y la máxima formación, sino en qué pensamiento estoy. Tendríamos que respondernos a lo siguiente: ¿Enseño a los demás en el trabajo para que sean auto dependientes o prefiero sentirme útil y supervisar siempre los mismos detalles como en el inicio de la relación laboral?

Aunque no existe una guía para una decisión de estas características. El líder debe saber que en ocasiones está allí para iniciar proyectos nuevos y ponerlos en marcha, el aferrarse a ellos va a detener parte del proyecto y a sí mismo.

Hay que hacer un análisis de costes y beneficios y ver las circunstancias globales en las que uno está inmerso. Si nos pensamos parte de un engranaje más grande que nosotros en vez de pensar que somos insustituibles, será más fácil encontrar el momento de poner un punto final.

Aquí puedes ver otros artículos de la serie de Sergio García Soriano “Psicología de la vida cotidiana”.

Actitudes, EFEsalud, Equipo, Psicología, Trabajo

Psicología de la vida cotidiana: microrracismos

En un nuevo artículo de su serie “Psicología de la vida cotidiana”, el psicólogo Sergio García Soriano analiza los microrracismos.

Los microrracismos son comportamientos sutiles que manifiestan discriminación por motivos étnicos. Se suelen dar en personas que a pesar de manifestarse contrarios al racismo, de manera automática les parecen expresiones donde mantienen un tipo de racismo de manera poco intensa.

Esto es un reducto en nuestra manera de pensar donde estaría interiorizado un tipo de supremacismo donde un origen étnico es mejor que otros y expresarían un prejuicio no asumido por la persona.

Veamos algunos ejemplos de microrracismos

1) Ir en el metro o en el bus y cambiarse de asiento por el color de piel de la persona que acaba de ocupar el asiento libre junto al nuestro. De la misma manera, aparece una persona de etnia gitana o negra y automáticamente tocamos nuestro bolso o cartera comprobando que nuestras pertenencias están a salvo.

2) Al dar un servicio, pensar que una persona de otro origen étnico al predominante, no puede pagar el servicio.

3) Pensar “trabajo como un negro para vivir como un blanco”.

4) Preguntar varias veces a los estudiantes negros siendo el profesor, si han entendido la clase.

5) Decir voy a un “chino” en vez de decir voy a un bazar. Ya que tomamos el origen étnico como lo manifiesto frente al lugar donde podemos comprar.

6) Decir me han engañado como a un chino. Asumiendo que un chino es sinónimo de tonto.

7) Afirmar “no soy racista tengo varios amigos negros”.

8) Asumir que una persona es extranjera solo por su aspecto físico. Muchos nietos de inmigrantes tienen que responder frecuentemente a: “pero ¿de dónde eres? o ¿de dónde vienes realmente?

Sin darnos cuenta desde la infancia estamos viendo películas infantiles y guiones juveniles donde se asocia lo bueno con lo claro y lo malo con lo oscuro (ejemplo El rey León).

Los de piel morena o tez oscura suelen ser los malos o los sospechosos y además tienen una diferencia en el acento (les tomamos como extranjeros).

De tal manera que asumimos ciertos códigos “microrracistas” también en nuestra vida que aunque la educación nos intente ilustrar o corregir, pueden ser muy perseverantes y de difícil modificación, ya que nos han dado un sentimiento de pertenencia frente al otro.

Actitudes, EFEsalud, Psicología

Los Sesgos Psicológicos en la sociedad y sus medios de comunicación

sesgo es una tendencia del individuo en contra o a favor de algo, la mayor parte de las veces de manera involuntaria. Si observamos contextos culturales podemos observarlo, puede haber sesgos de género, (los hombres juegan mejor al fútbol que las mujeres) sesgos de una nación (los portugueses son peores que los españoles) de una clase social (hay más superdotados entre la gente blanca que entre los negros) políticos (el partido A cuando gobierna gestiona mejor que el partido B)

Cuando se juzga a un individuo basándose en la descripción estereotípica de un grupo al cual pertenece, el uso del estereotipo puede resultar  un error, (juicio preestablecido) ya que el individuo puede ser poco representativo del estereotipo.

El sesgo o estereotipo puede ahorrarnos tiempo de decisión a la hora de pensar un tema y de ponerle solución. Ocasionalmente, los sesgos pueden ayudarnos a ganar tiempo y a evitarnos. Sin embargo, en ciencia lo llamaríamos “error sistemático”.

Tipos de sesgo político

ENCUADRE O FRAME

El encuadre  de la noticia, sería el punto de vista desde el cuál se elige dar la información.

 Los políticos intentan enmarcar los problemas de una manera que hacen que una solución dada favorezca su propia inclinación política y aparezca como el curso de acción más apropiado para la situación actual.

PRIMING

El orden de las noticias o la yuxtaposición aparentemente inocente  en un periódico o en la pantalla del ordenador pueden querer producir un sentimiento  en el lector o espectador. ¿Para qué? Para producir un sesgo.

Por ejemplo en la   noticia: “Hoy es la investidura del presidente” y se avisa en la misma hoja de periódico de que esa noche emiten en un canal de televisión la película, “Golpe de estado”.

ANCLAJE

El anclaje es la importancia de la primera  información al tomar decisiones.  Esa primera información genera un punto de referencia sugerido implícitamente como el «ancla» y a partir de ahí se establecen aproximaciones. Por ejemplo, en las negociaciones para llegar a acuerdos entre partidos. Es importante quien lanza los primeros puntos del acuerdo empezando por peticiones máximas para después ir moderando estas peticiones pero ya se parte de un punto determinado. En las pujas de Ebay por conseguir un producto pasa lo mismo pero al revés, se empieza por un precio mínimo (ancla) y a partir de ahí se va incrementando. Sin embargo, ese mínimo a veces puede ser desorbitado pero le ha dado al cliente una sensación de que el producto es bueno.

EL EFECTO HALO Y EL EFECTO CUERNO

El efecto halo y el efecto cuerno suceden cuando el prestigio/desprestigio de una persona o de un objeto generan  simpatías/antipatías  sobre otra persona por el hecho de estar juntos.

Efecto halo debe su nombre al halo del santo que irradiaba una luz o energía desde su cabeza que alumbraba a su alrededor.

Efecto cuerno debe su nombre a «mano cornuta» y tendría que ver con el pensamiento supersticioso o mal de ojo generado cuando te desean un mal destino.

Concretamente,  si al observador le gusta/disgusta  un aspecto de algo, tendrá una predisposición positiva/negativa  a todo lo relacionado con él.

 Por ejemplo, si llevo a actores o escritores famosos y reconocidos internacionalmente a un mitin o éstos dan el apoyo claro a un líder político, voy a generar un efecto positivo de los observadores hacia ese candidato. Es posible que los seguidores de estos personajes generen o descubran simpatías por este partido.

Y a la inversa, si consigo asociar a un adversario político con alguien que genere animadversión o tenga una dudosa reputación entonces,  se creará un estigma por el efecto cuerno.  Por lo tanto, la información sobre  regímenes autocráticos o personas bélicas son usados para generar mala imagen en el otro líder político. Y así el votante, sentirá repulsa por esta opción política.

STATUS QUO

Sería aquel sesgo o  preferencia por el estado actual de las cosas. La actualidad (o statu quo) es el punto de partida o de referencia y cualquier modificación a partir de esa base se percibe como una pérdida.  Debido a este sesgo, es más difícil ganar elecciones para partidos nuevos ya que generalmente preferimos la estabilidad de  lo conocido frente al cambio.

Existen en Estados Unidos talleres para la «erradicación de los sesgos». Sin embargo, el sesgo no se puede eliminar completamente. Uno puede no dejarse llevar por ellos, puede conocerlos y reducir esa tendencia pero no seríamos humanos si no tuviésemos sesgos. Los sesgos forman parte de la ideología de la persona dentro de una sociedad y por lo tanto, se pueden «reconducir» pero no se puede vivir sin ellos. A veces, a los partidos políticos y sus campañas de marketing  no les interesa una pedagogía para la reducción del sesgo ya que parten de algunas campañas con  una «visceralidad» ajena a los datos que pueden interesar a un votante en relación a sus intereses del día a día.

Por otro lado, incluso la inteligencia artificial (IA) tiene sesgos porque esta hecha por humanos sesgados y si se le introduce a la IA más información de una índole que de otra, la respuesta que se obtenga tendrá esa tendencia y la neutralidad  no existe.

BIBLIOGRAFÍA

Cortada, N. (2008). Los sesgos cognitivos en la toma de decisiones. International journal of psycho- logical research,
1(1), 68 -73.
Cortada, N. & Macbeth, G. (2006). Los sesgos cognitivos en la toma de decisiones. Revista de Psicología UCA, 2(3),
55-71.
Escobedo, H. (1993). Psicología cognitiva. Informática educativa, 6(2), 167-173.
Das, T. K. & Teng, B. S. (1999). Cognitive biases and strategic decision processes: An integrative perspective. Journal
of Management, 36(6), 757-778.
Duhaime, I. & Schwenk, C. (1985). Conjectures on cognitive simplification in acquisition and divestment decision
making. Academy of Management Review, 10(2), 287-295.
Fisk, J. E. (2002). Judgments under uncertainty: Representativeness or potential surprise? British Journal of Psychology,
93(4), 431-449.
Gardner, H. (1987). Nueva ciencia de la mente. México: Paidós.
Kahneman, D. (2002). Maps of bounded rationality: A perspective on intuitive judgment and choice. Nobel prize
lecture, 8, 351-401.
Kahneman, D. (2012). Pensar rápido, pensar despacio. Barcelona. Debate

Actitudes, Esteriotipos, Psicología

Trampas mentales

Trampas mentales: el YO

La trampa mental del “YO” es aquella que acontece cuando una persona piensa que todo lo malo que ocurre en el mundo es por ella. Ejemplo sería: “Tengo mala suerte” “Tengo mal karma” “Estoy gafado/a”. Y esa culpa hacia sí le genera estrés. Solución: Realmente no tolera a los demás y fantasea que cuando le vayan bien las cosas será única y exclusivamente por sí mismo. Cuando acepta su narcisismo y se sale del papel de víctima, esta trampa mental desaparece.

Trampas mentales: excusitis

A la segunda la llamaremos “excusitis” . Excusas que nos damos para no tomar decisiones y que las sentimos como verdaderas. Los demás tienen la culpa de todo lo negativo que pasa en mi vida. Se acompaña principalmente de la palabra “es que”, “es que el Gobierno”, “es que mi pareja”, “es que mi jefe”. Solución: Asumir responsabilidades y hablar en primera persona. Aceptar que no quiero hacerlo y averiguar el verdadero por qué.

Creer que se puede leer la mente de los demás

La tercera y última, es creer que se puede leer la mente de los demás. Interpretamos el gesto del otro, el ritmo de sus pasos, el tono del audio de whatsapp y sacamos conclusiones sin preguntar ni siquiera por el asunto. Como no tenemos información fidedigna, la mente llena los espacios en blanco a través de suposiciones y ahí empiezan los problemas de las relaciones, a través de malos entendidos constantes. Solución: O preguntar o no interpretar el lenguaje no verbal de las personas. Nuestra manera de pensar no es libre, tiene sus leyes y sus códigos. Está hecha para mantenernos dentro de la “zona de confort”. A salvo de las novedades, de la toma de nuevas decisiones, es decir, quiere conservar el estado previo. Para ello, va a “coherentizar” toda la información recibida y en ese proceso “racionalista” genera subterfugios para el propio engaño.

Actitudes, Emociones, Psicología, Relaciones de pareja