¿Pero por qué votan a la extrema derecha tantos jóvenes?
Primer mandamiento: “Ataca, ataca, ataca”
Segundo: “No admitas nada y niega todo”
Tercero: “No importa lo que suceda, reclama la victoria y nunca aceptes la derrota”
Estos son las reglas que se exponen en Ángeles de América una función teatral estadounidense de 1991 que ha avanzado el lema de nuestros días de parte de la ultraderecha internacional. ¿Pero cómo hemos llegado a esto?
Se pueden analizar varios elementos de lo sucedido. El sujeto psíquico se compone de masculino y femenino en cada uno de nosotros, nuestro fenotipo, expresividad, nuestras maneras conjugan esas dos formas, la acción y la receptividad y más allá del sujeto biológico dan un humano complejo y en combinación de caracteres. Aquellos participantes de la ultraderecha muestran una masculinidad muy marcada, parecen masculinos masculinos como si negasen una parte de la femeneididad consustancial a todo humano. Después en su discurso y en el género de sus dirigentes se palpa una ausencia de la mujer más allá de la madre y también ausencia de mujeres en las listas electorales.
Por otro lado, cuándo preguntan pero ¿por qué entre los chicos jóvenes tiene cierto éxito, es que no ha impregnado la escuela y su valores de tolerancia en esta generación? La extrema derecha está vendiendo “odio” al inmigrante y odio a una parte de nuestro propio país y eso es muy atractivo para un sector de la juventud que necesita líderes de opinión y sentirse integrados y la extrema derecha ha conseguido esto. Dan una expectativa para conquistar nuevas “tierras” y ponen el “honor” como bandera. Es probable que el gran calado que tiene sea entre una población que ya tenía el odio como emoción preferente antes de ellos y que ahora puede canalizar de una manera socialmente aceptable. Insultar o ridiculizar a Sánchez se ha convertido en ciertas poblaciones en una exposición de “hombría” que sirve como elemento socializador y genera pertenencia a un grupo. Pero ¿por qué odiaban antes de la extrema derecha? Lo que más odio produce es sentir que uno no va a poder mantenerse salarialmente en el mundo. Son personas que alguna vez pensaron que no iban a poder ganarse el sustento o el pan y eso ha producido en ellos ese odio, no es que solamente odien al extranjero o diferente, lo odian como síntoma de que ellos pensaron en que no podían mantenerse a sí mismos y ven como otros si lo hacen. Sin embargo, en vez de reflexionar sobre las deficiencias del sistema como argumento complejo buscan una cabeza de turco que les separe de ese sentimiento de no valía primero. Sentir falta de amor produce tristeza pero pensar que no seré capaz de ganarme el sustento produce “odio”.
Por otro lado, el sentimiento de “ser español” está muy presente de tal manera que es un sentimiento intensificado donde se confunde “ser franquista” con el sumun del sentimiento españolista. Cómo si hubiese diferentes grados de españolidad o cómo si sólo fuera un sentimiento ser español. Ser español es también pagar los impuestos en nuestro país y consumir en nuestro país, eso me alía con la población, con sus productos, con su manera de pensar. Si analizásemos a varios de esos grupos de jóvenes que espetan “con Franco se vivía mejor” podemos ver que el vínculo generalmente con el abuelo es fuerte aunque el abuelo ya no viva pero ellos han generado esa ligazón afectiva hacia su figura y más allá de esa aseveración que hacen no pueden desarrollar más argumentario. No obstante, sería legítimo exponer motivos o razones de un lado u otro pero lo interesante es que hay una idea de “volver al pasado” como si esto fuera posible, el siglo XXI tiene sus propios ciclos y estábamos en un mundo globalizado querer volver al pasado, querer regresar al proteccionismo o al feudalismo nos saca de la economía y de la idea de prosperidad que ha conseguido el capitalismo y la democracia. Querer regresar al pasado o a la infancia de uno sería querer regresar a los brazos de la madre y la autoridad del padre del ordeno y mando, donde todas nuestras necesidades estaban cubiertas sin ser responsables pero no es lo que procede para ninguno de nosotros en pleno 2025.
El avance de los extremismos viene precedido de un fracaso del sistema que no pudo ilusionar y dar mejores opciones de futuro a nuestros jóvenes y éstos deciden romper el sistema desde dentro votando a la opción radical que posiblemente empeore la situación para jóvenes y la población general.
Por Sergio García, psicólogo.